Un ciudadano nigeriano llamó a su perro como el Presidente del país, Muhammadu Buhari. Este hecho provocó que el civil fuera arrestado. Presuntamente, luego de que dos personas donaran el dinero necesario para pagar la multa, fue puesto en libertad.
Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbagro/GlobalVoices).- Joe Fortemose Chinakwe, comerciante, ha sido arrestado por la policía nigeriana por nombrar a su perro «Buhari», lo que resulta ser el apellido el presidente del país, un caso que se incluye en una larga historia de tensiones étnicas en Nigeria.
El perro fue bautizado en honor a un hombre llamado Alhaji Buhari, un vecino de Chinakwe. No obstante, otro vecino informó sobre ello, lo cual ha llevado a muchos desde entonces a malinterpretar el nombre y a creer que viene del presidenteMuhammadu Buhari (PMB).
The dog was named after a different Buhari.
Not Pmb.
Case has nothing to do with PMB https://t.co/TgoapGJ0vm— ZahrahMusa Ph.D (@Zahrahmusa) August 21, 2016
El perro fue bautizado en honor a otro Buhari. No a PMB. No tiene nada que ver con PMB.
Las autoridades dijeron que se acusaría a Chinakew de «conducta que puede provocar una violación de la paz», según el periódico Vanguard en un informe del 17 de agosto.
Saben que un norteño normal se sentirá mal por algo así. Puede provocar crisis étnicas o confrontaciones religiosas serias porque cuando relegas un nombre así a alguien, estás insultándole directamente.
Nigeria es un estado de líneas divisorias étnicas con más de 250 etnias y una historia de tensiones violentas. Los tres mayores grupos étnicos son los hausa-fulani en el norte, los yoruba en el oeste y los igbo en el este. El país sigue con las heridas abiertas de años de desconfianza, disputas y divisiones dominantes que se han visto avivadas por el fundamentalismo religioso.
La Guerra Civil de Nigeria, la cual tuvo lugar entre 1967 y 1970, y las múltiples causas fundamentales no resueltas de las crisis étnico-religiosas que han dominado el espacio sociopolítico del país desde la independencia en 1960 no han ayudado casi nada. Como si todo esto no fuera suficiente, los culpables de estos crímenes contra ciertas etnias siguen sin ser sancionados y la cultura de la impunidad prevalece.
El hecho de que nombrar a un perro (lo cual en otros lugares se consideraría una nimiedad) copara los titulares en Nigeria se basa en esta turbia historia del contexto étnico.
Según los informes de la prensa, Chinakew había inscrito el nombre en los dos lados del cuerpo del perro y paseado con este por su barrio, dominado por los hausa. Los hausa son una minoría en el estado Ogun (suroeste), donde vive Chinakew.
El presidente Muhammadu Buhari, por su parte, pertenece a la etnia de los fulani.
Como es de esperar, la noticia del arresto de Chinakew y la razón dada por la policía no han caído bien entre los nigerianos. Abimbola Adedokun, columnista, advirtió del peligro de permitir divisiones entre etnias y religiones.
La historia nos ha enseñado que siempre que un «norteño normal» dice que «se siente mal por algo», se supone que debemos cambiar rápidamente nuestra manera de ser. Nos dicen que tengamos cuidado con los límites invisibles que a los «infieles» no se permite cruzar. De manera alarmante, algunos de nosotros nos hemos restringido a nosotros mismos a esta paralizante prevención de la ira. Hemos esbozado unas «zonas prohibidas» de debate público que traspasamos incurriendo en graves riesgos. Hemos visto las repercusiones de traspasar estos límites y no son agradables. Desde el asesinato de Gideon Akaluka a la cruzada violenta contra Reinhard Bonnke, los disturbios de Miss World, la saga de dibujos daneses, y muchos otros ejemplos de violencia injustificada que han tenido lugar, nos hemos dado cuenta de que peleamos con un espíritu malvado e irritable que pide un sacrificio de nuestra dignidad colectiva para que nos deje vivir.
Gideon Akaluka era un comerciante igbo y cristiano que fue decapitado por una multitud en 1994 por profanar presuntamente el Corán. Una visita en 1991 del evangelista alemán Christian Reinhard Bonnke acabó en disturbios mortales en la ciudad septentrional de Kano después de que según los informes convirtiera a algunos musulmanes al cristianismo.
En el 2002, se acabó con la vida de más de 200 personas y se atacaron docenas de iglesias durante tres días de disturbios en el norte por la celebración en Nigeria del certamen de belleza Miss Mundo. Y en el 2005, la publicación por parte de un periódico danés de unas caricaturas del profeta Mahoma desencadenó protestas en varios países, incluyendo Nigeria.
Adedokun continuó:
El problema es que este malvado espíritu de violencia que estrangula a nuestra sociedad es implacable. Ha probado sangre de inocentes y asumido un derecho de propiedad sobre nuestras vidas. La violencia en Nigeria sucede, aunque no debido a gente intrépida e insensible que dice cosas que a otros sientan mal. Más bien, proviene de la actitud cultivada de los que creen que las vidas de otros son suyas, y no tienen consideración por ninguna ley que intente restringir la ejecución de esta despiadada violencia.
No hay base legal para un proceso contra Chinakwe, según Monday Ubani, el nuevo segundo vicepresidente de la Asociación de Abogados de Nigeria: